Mi bella esposa y yo

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Estamos embarazados

domingo, 13 de abril de 2008

Meditemos en la Gracia de Dios. por Emmanuel Fernández


Texto = Deuteronomio 7. 6- 8.



La palabra “Gracia” aparece aprox. 223 veces en el AT y 170 en el NT.
Nos pasa a veces que algunas ideas se nos hacen tan repetitivas que se “banalizan”. Eso pasa con la palabra “Gracia”. Desde que nos acercamos a la fe cristiana que este tema se nos repite una y otra vez sin mayor profundización.
¿Qué es Gracia? Usted me dirá “favor inmerecido”. Y si yo le digo que es MUCHO MÁS QUE ESO. Gracia tiene que ver con nuestra ética, con nuestra moralidad. Tiene que ver en cómo vivimos nuestras vidas diariamente.
Algunos errores al tratar el tema de Gracia:

Confundir “gracia con gratis”. Considerar la gracia como algo “barato” es entenderla como una mercadería “inagotable”, que no implica mayor compromiso con el Señor.
Gracia como “justificación del pecado, pero no del pecador”. Es concebir a un Dios que solo existe para perdonar al pecador, sin querernos impactar de manera alguna en nuestras vidas.

Meditemos hoy entonces en esta gracia que le costó la vida el “Hijo de Dios”:

Su elección es por Gracia.

Deut. 7. 6 – 8: “Porque para el Señor tu Dios tú eres un pueblo *santo; él te eligió para que fueras su posesión exclusiva entre todos los pueblos de la tierra.
"El Señor se encariñó contigo y te eligió, aunque no eras el pueblo más numeroso sino el más insignificante de todos.
Lo hizo porque te ama y quería cumplir su juramento a tus antepasados; por eso te rescató del poder del faraón, el rey de Egipto, y te sacó de la esclavitud con gran despliegue de fuerza".


Dios no amó a Israel porque fuera un pueblo más numeroso, ni más poderoso, ni aún más piadoso. Lo eligió “porque sí”.
Uno generalmente elige personas a las cuales amar por razones. (salvo hijos y suegras).
San Juan 15. 16. dice: “No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre".

La Gracia de Dios Justifica al pecador.

Es gracia que toma cuenta de la ética, de la moral. Es gracia que limpia, no que “tapa los pecados”.
No consiste en una “varita mágica” que al tocarnos nos transforma en “otra persona”, sino que es gracia que nos da fuerza para dejar el pecado, y nos da seguridad de que somos hijos de Dios.
Cuando usted enfrenta el error de un(a) hijo(a): ¿Lo hace para después siga cometiendo el mismo error? Lo que usted quiere hacer es que no vuelva a cometer el mismo error.
Ahora, la dif. Entre usted como padre o madre en cuanto a Dios como nuestro padre, es que él entregó su vida para que nosotros andemos por una “senda mejor”, y además nos da de su poder para que dejemos aquello que en nuestras propias fuerzas no podemos dejar.
Gracia que justifica al pecador es PODER DE DIOS.

Llama al seguimiento.

Mc 10. 17 – 23. “Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él. --Maestro bueno --le preguntó--, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
--¿Por qué me llamas bueno? --respondió Jesús--. Nadie es bueno sino sólo Dios.
Ya sabes los mandamientos: 'No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.
--Maestro --dijo el hombre--, todo eso lo he cumplido desde que era joven.
Jesús lo miró con amor y añadió: --Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste porque tenía muchas riquezas.
Jesús miró alrededor y les comentó a sus discípulos: --¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!".

Es Gracia que exige entrega total.

Hoy la gente busca lo fácil, lo divertido, lo que no cuesta. Hay hoy un “despertar” espiritual en todo el mundo. Es como “buena onda” hoy creer en algo o alguien. Como que está de moda ser de alguna religión o corriente religiosa.
Lo que hoy la gente no quiere hacer es “dejar lo que les gusta” en pos de seguir a Jesús.
Lc 9 .23 – 26 “Dirigiéndose a todos, declaró: --Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará.
¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo?
Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles”.


¿Queremos avivamiento? ¿Queremos un despertar de Dios? Comencemos a vivir en la Gracia.

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